Pinturas, paisajes, obra plástica de Lucía Oliveros Andrade: noviembre 2012

“…con las uñas llenas de colores.”

Cualquier mañana, temprano, aprovechando el fresco que antecede al tedio de la “caló” del mes de julio. Un carro de la compra de feos cuadros azules repleto de cosas, deja entrever un caballete de pintura muy gastado pero en activo. Sombrero de paja, cola rizada de larga cabellera, ropa ligera con alguna que otra mancha de color del día anterior. Una mano tira del carro, la otra se queja de mal llevar tres lienzos que se escapan de entre los dedos.

Bajando Los Caños dirección a la Dehesa, donde esperan encinas, olivos, pinos, tierras rojizas y verdes tonos que ansían descansar en lienzos atiborrados de colores que den forma a paisajes de vibrantes pinceladas. Elegido el lugar para la nueva obra, se recuerda que hay que volver a tocar el de la jornada anterior. El improvisado estudio en medio de la Dehesa se monta con la rapidez que da las ansias del trabajo. Un lienzo sobre el manchado caballete, los otros esperan en el suelo; una silla de playa hace las veces de mesa, soporta una caja de madera llena de muchos tubos de colores; una botella de agua busca la sombra de una rama; unos pequeños canastos colgados del trípode se balancean dejando asomar frondosos manojos de pinceles de distintos gruesos y tamaños; dos tarros sucios, grises, llenos de un aguarrás que atrae a todas las moscas del Condado.

Paleta en mano, el color surge fácil, rápido, envidiable y la magia comienza a introducir los paisajes en el lienzo. Una parada para robar un sorbo de la botella sin retirar la mirada de la obra. No se oye nada, sólo una brisa suave y un zumbido abrumador de cigarras que repite cansinamente un odioso canto rechinante que sólo se interrumpe cuando una breve ventolera agita los troncos de la Dehesa y entonces solo entonces descubre que aún sonando, hacía rato que ya no las oía…… y comienza de nuevo el canto de la cigarra.

Horas de pintura, jornada larga de trabajo, calor, es hora de recoger, de limpiar pinceles, de montar los lienzos con cuidado de no rozar el óleo fresco. De vuelta a casa, una parada con amigos y con las uñas llenas de colores.

-¡Hola! ¿Una cerveza?

-¿Quién eres?

- Lucía.

Antonio Mota